Como ya se a estado diciendo en diversos medios, esta semana empezaron a construirse tres pistas de hielo en la Ciudad de México, de las cuáles la que más llama la atención es la que se localizará en el Zócalo de la Capital, ya que será la pista de hielo más grande del mundo.
Al igual que pasó cuando se anunció la construcción de playas artificiales en la Ciudad ya se empiezan a escuchar voces que repiten que hay cosas más importantes que hacer con el dinero que andar poniendo una pista de hielo, u otras que se burlan de que la gente sólo va irse a caer. En lo personal a mi me molestan estos comentarios, y cómo aquí yo soy el editor sabrán mi opinión.
Es cierto que hay muchas cosas que hacer en la Ciudad y también no se puede negar que no sobra el dinero pero una cosa igual de importante que tapar un bache en mi calle o que andar reubicando ambulantes es que las personas disfruten y hagan suya la Ciudad donde viven, la felicidad de la gente, tal vez efímera, NO ES UN DELÍTO.
En las tan criticadas playas se veían familias divirtiendose, sonriendo y sin preocuparse por qué tendría que empeñar al día siguiente, práctica común al salir de la ciudad. La mayoría de la gente de la ciudad no tiene para andar pagando la entrada y renta de patines para poder disfrutar de un rato de patinaje sobre hielo, esa actividad que por las condiciones climatológicas de nuestro país resulta desconocida para casi todos nosotros.
En los primeros días abiertas las pistas, las televisoras y periódicos cesarán en su intento por hacer notar las dificultades que se presenten en mantenimiento, colas, etcétera. Y en la calle escucharemos comentarios sobre la naquez de los asistentes y quejas de que deberían invertir el dinero en otras cosas. En fin me tocará escuchar todo esto y hacer mi coraje respectivo.
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