El sábado me tocó ir por mis padres al aeropuerto, venían de Cancún, el día anterior nos pusimos de acuerdo llegaban a las 14:30. Sabiendo esto caracter acelerado decidió salir de casa a las 13:00 y como se deben de imaginar llegue temprano a el aeropuerto.
Al ya haberla cagado decidí que tal vez ir a echar una hamburguesa y una chelita sería algo agradable, lo que no contemple es que me llevaría 10 o 15 minutos ir desde llegadas nacionales a llegadas internacionales, que es dónde está el lugar donde me gustan las hamburguesas, y como se deben ya imaginar pues no pude hacer esto. El chiste es que acabe echándome un cafecito so pretexto de no morir en el intento de echarme un rol de canela Cinnabon, son demasiado dulces y además de pedir el clásico y no el minibon (más pequeño).
Al haber concluido con este pequeño goloso refrigerio emprendí el regreso a la sala de llegadas nacionales, lo primero que veo al llegar es el reloj (14:25), ¡perfecto!, veo la pantalla de llegadas buscando que el vuelo haya llegado o si quiera diga «a tiempo» y cual es mi sorpresa al ver que la frase «a tiempo» estaba pero la hora de llegada era las 15:30, mi pensamiento inmediato fue «ya valí madres», sumar lo que había temprano y la hora que faltaba por llegar fue horrible. A las 14:40 le marque al celular a mi madre, cuál fue mi sorpresa que la llamada entro y me contesto diciéndome que ya habían llegado lo cual amortiguo mi frustuación que en ese momento ya era muy grande. De ahí en adelante ya me tranquilice, pero sigo con la duda de por qué la pantalla marcaba la llegada a otra hora, en fin.
Por cierto les dejo una imagen, de esas que me gustan, de la tip jar que había en Cinnabon.
Por cierto no les he contado del nuevo gadget que tiene mi hermano que también ayudo a que no muriera de locura.
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